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“Lo sexual va quedando desplazado por construcciones mucho más complejas”, dijo el periodista chileno-argentino Christian Alarcón. En los últimos cinco años en América Latina, a la par de la lucha feminista se da la lucha por la no binariedad, una batalla o movimiento cultural, dice Alarcón, al que el periodismo debe abrirle los canales para darle visibilidad, “pero una visibilidad proactiva”.
Alarcón, fundador de Revista Anfibia y Cosecha Roja, fue el moderador del panel sobre orientación sexual de la Primera Conferencia Latinoamericana sobre Diversidad en Periodismo que organizó de forma virtual el Centro Knight para el Periodismo en las Américas de la Universidad de Texas en Austin, con el patrocinio de Google News Initiative, el 26 y 27 de marzo.
¿Cómo lograr que la sociedad entienda progresivamente que hablar de comunidades LGBTQ+ es hablar del funcionamiento humano?, fue una de las tantas preguntas de la audiencia.
Caê Vasconcelos, periodista de la organización brasileña sin fines de lucro Ponte Jornalismo, respondió la pregunta con un ejemplo que entrecruza la diversidad con los asuntos de clase social, raza y género en Brasil.
“Parte de la comunidad LGBT blanca no entiende que la población negra, la población periférica, es blanco de las violencias policiales. Cuando vimos los datos de transfeminicidios, como llamamos a las muertes de las mujeres trans o travestis, la inmensa mayoría es de mujeres negras”, explicó Vasconcelos. Hay un problema estructural de racismo en Brasil, añadió, por tanto, se debe observar con atención los asuntos raciales, de clase y de género al hablar de diversidad para conseguir cambiar la realidad.
Vasconcelos cubre temas de derechos humanos, seguridad pública y LGBT+ en Ponte. La organización busca ampliar las voces marginadas por la discriminación de clase, raza y género.
El reportero contó que encontró su identidad de hombre trans en 2017, cuando hacía entrevistas a personas trans para su trabajo de grado universitario que luego se convirtió en un libro, “Transresistencia”. En su experiencia como periodista y persona trans en Brasil, hacer periodismo sobre la comunidad LGBT es muy difícil.
“Somos un país muy cristiano, y tenemos una persona en el poder, en la presidencia, que está en contra de las luchas de las personas LGBT… Somos uno de los países del mundo que más mata a la gente trans”, explicó Vasconcelos.
Sin embargo, desde que entró a Ponte siente que está avanzando en su cobertura, que él y sus colegas están logrando cambiar la situación, aunque sea “a paso de hormiguitas”.
Para otra de las panelistas, la investigadora colombiana Lina Cuellar, cofundadora del sitio periodístico Sentiido, la curiosidad es una buena herramienta para encontrar ese otro ángulo que falta cuando se quiere abordar temas de diversidad sexual en periodismo.
“Lo que ha llevado a que estos panelistas increíbles estén donde estén ha sido, además probablemente de la experiencia de vida personal, la curiosidad y la autonomía por querer hacer un periodismo diferente, un periodismo que incluya, que dé otras perspectivas y que no sólo hable de diversidad cuando están en la sección judicial”, dijo Cuellar. Se debe incorporar el filtro de la diversidad en todos los temas que se traten, añadió.
Cuellar lamentó la poca o nula formación en temas de diversidad en las universidades, mucho menos respecto de temas LGBTQ+.
“Los jóvenes periodistas, muy entusiasmados, se estrellan con la crítica implacable de las redes sociales, porque ellos publicaron en su medio una nota que dice ‘gay es sorprendido robando en un supermercado’ o tratando poéticamente de hablar de una mujer trans diciendo ‘Mariela, cuyo nombre real es Germán’. Por favor, no hagan ninguna de estas dos cosas en sus notas”, señaló.
En Sentiido, un medio enfocado en género y diversidad sexual desde sus inicios hace diez años, empezó haciendo contenidos que respondieran a las preguntas que se hacían como equipo y a investigar, desde su propio desconocimiento, sobre temas LGBT para entender cómo existían la diversidad sexual y de género en la cotidianidad de las personas.
Eladio González, el tercer panelista, es periodista mexicano y editor general de Expansión -una plataforma de economía, negocios y finanzas-, que presentó en la conferencia el panorama LGBTQ+ y la diversidad e inclusión en los negocios.
Expansión no es un medio especializado en temas de diversidad sexual y de género, de acuerdo con su editor, pero son sensibles a lo que pasa en las empresas en cuanto a inclusión, diversidad y comunidad LGBT, y a lo que las empresas son capaces de hacer a través de su liderazgo, su cultura corporativa, etc.
Desde hace dos años, contó González, Expansión se certifica año a año como un lugar que trabaja por la equidad LGBT.
En 2019, de acuerdo con González, el movimiento LGBT cumplió en México 41 años y Expansión publicó una lista de ejecutivos LGBT del país. La lista, agregó el editor, tuvo bastante repercusión en la audiencia y en algunos medios, llegando a ocho millones de personas, además de recibir comentarios positivos y negativos en redes sociales. Este año sacarán la tercera edición de la lista.
“La inclusión LGBT en los negocios, no solo es lo correcto, sino que además es una buena decisión de negocios”, dijo González.
“En México, ser una persona LGBT, todavía es una de las cinco principales causas de discriminación, tanto en el ámbito social como en el ámbito laboral”, explicó González.
Tratar temas LGBTQ también abre el debate entre activismo y periodismo, señaló Cuellar. Se piensa que el activismo es pura emocionalidad y gritos en la calle, sin ningún tipo de rigor o conocimiento, explicó. Pero es todo lo contrario, dijo Cuellar, pues el activismo por la defensa de los derechos humanos ha transformado la vida de millones de personas y cuestionado el status quo.
Cuellar sostuvo que lo que tiene en común el buen periodismo con el activismo es su ética, transparencia y sentido de justicia. Por tanto, dijo, ningún periodista debería tener miedo de que le llamen activista cuando practica esos tres valores.
En la opinión de Alarcón, es lamentable que siga existiendo la discusión de si un periodismo inclusivo es activismo. “Este debate a mí ya me suena un poco rancio entre la cuestión del periodismo y el activismo, como si tuviéramos que andar pidiendo permiso o defendiéndonos de tener un profundo compromiso con la transformación en América Latina”, dijo.
Lo que se busca, opinó Cuellar, es llegar al punto en que no haya que hablar de inclusión, de un enfoque diferencial, y se hable sobre temas LGBT sin que eso genere violencia, “pero realmente eso sigue siendo muy difícil”. Sobre todo, añadió, con la “inmensa” desinformación que existe actualmente en los países de Latinoamérica y el resto del mundo.